Si hay algo que caracteriza a todos los niños y niñas del Proyecto Dream Nepal es la resiliencia, es decir, la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas.
Cuando iniciamos el Proyecto, elaboramos un protocolo de observación, actuación y seguimiento de los niños, esperando que el conjunto de las situaciones por las que habría pasado el niño, su ingreso en prisión junto a su madre, su estancia en ella y su posterior separación de la madre para ir a vivir a un entorno totalmente diferente, causase algún tipo de trastorno psicológico o dificultades de adaptación.
Tres años y más de cuarenta niños acogidos después podemos decir que en ninguna ocasión hemos necesitado poner en marcha el protocolo, sino que la magia del cariño entre iguales y de todo el equipo ha servido para acoger a cada uno de «los nuevos» sin necesidad de intervenciones psicológicas… un par de días llorando -¡qué menos!- y al tercero ¡a jugar!